Aunque en los dos últimos años la tendencia ha sido negativa, 2022 fue un año en el que aumentó el número de habitantes de Barcelona.
La población de la capital catalana ha aumentado en el último año, según los datos del último padrón municipal. La lectura del padrón ha sido realizada por la Oficina Municipal de Datos, OMD.
Y hay una sorpresa en las nuevas cifras: Barcelona ha perdido habitantes desde 2020, muy probablemente debido a la pandemia. Aunque no eran muchos, la tendencia era preocupante. Pero con el último censo, la tendencia se detuvo.
El hecho es evidente después de que la ciudad perdiera un total de 9805 residentes en 2020 y 3589 en 2021..
En 2022, la tendencia se invirtió, registrando un aumento de 16.744 personas. Según el ayuntamiento, este cambio representa un crecimiento del 1%, lo que se interpretó como señal de una tendencia al alza estable y moderada.
En cuanto a los barrios de la ciudad, la población también aumentó durante el año. De hecho, el crecimiento osciló entre un aumento máximo (1,7%) en Nou Barris y un mínimo en Ciutat Vella (0,2%).
Los datos posteriores, que desmentirán o confirmarán el cambio de tendencia, estarán disponibles hasta el año que viene.
El número actual de habitantes de Barcelona
El nuevo censo de Barcelona indica que la ciudad cuenta actualmente con 1.656.725 habitantes.
Sin embargo, las cifras de población de Barcelona no han variado mucho en las últimas décadas.
Por ejemplo, de los 1.745.142 habitantes de la ciudad en 1970, Barcelona siempre se ha movido en un radio de 200.000 habitantes, frente a las cifras actuales..
En 1981, la capital catalana tenía 1.752.627 habitantes, la cifra más alta registrada en los últimos 50 años. La cifra más baja se registró en 2001, con 1.496.266.
Desde 2008, las cifras se han mantenido siempre en torno a los 1,6 millones de habitantes, por lo que es posible que las cifras no varíen mucho en la actualidad.
Las cifras del censo sólo se refieren a la ciudad de Barcelona
Pero en lo que respecta al área metropolitana de Barcelona, la cosa cambia, ya que es el doble de grande. En 1975, el AMB tenía 3.012.029 residentes y hoy tiene 3.303.927 (el 42,6% de la población total de Cataluña).
Los empadronamientos por nacionalidad tampoco muestran variaciones significativas al comparar los datos con meses anteriores.
De hecho, la población española representa el 76,8% de la población total de Barcelona. La población comunitaria es el 6,4% del total y la no comunitaria el 16,8%.
Todo parece indicar que la tendencia en el número de habitantes, tanto en la propia Barcelona como en los municipios del Área Metropolitana, se mantendrá invariable para el próximo año.
El impacto del envejecimiento en Barcelona
Uno de los aspectos más relevantes de la población de Barcelona es su envejecimiento. En 2020, la ciudad alcanzó el récord absoluto de centenarios: 863 habitantes, de los cuales el 85% son mujeres. No se trata de una mera curiosidad estadística, sino que refleja una tendencia mundial hacia una mayor longevidad, especialmente entre las mujeres. La longevidad, sin embargo, trae consigo una serie de retos que la ciudad debe afrontar.
Barcelona no es ajena a los problemas asociados al envejecimiento de la población. Uno de cada cinco residentes tiene más de 60 años y para 2030 se espera que esta cifra aumente a uno de cada tres. Este cambio demográfico significa que la ciudad tendrá que adaptar sus servicios e infraestructuras para hacer frente al envejecimiento de la población. Además, la proporción de mujeres mayores seguirá aumentando, ya que el 66% de las personas mayores de 80 años son mujeres.
Elaumento de la esperanza de vida es un logro impresionante, pero también plantea interrogantes sobre la calidad de vida de estas personas mayores. Las diferencias de esperanza de vida entre barrios también son significativas. Por ejemplo, en el barrio de Trinitat Nova las mujeres viven de media hasta 84 años y los hombres hasta 76, mientras que en barrios como la Maternitat y Sant Ramon las mujeres pueden vivir hasta 90 años y los hombres hasta 84.
La difícil emancipación de los jóvenes
Con una población envejecida, los jóvenes de Barcelona se enfrentan a retos completamente distintos. La emancipación juvenil se ha convertido en una tarea casi imposible para muchos. Los datos muestran que el 64,5% de la población de entre 18 y 24 años sigue viviendo con sus padres y, aunque este porcentaje se reduce al 24% entre los jóvenes de 25 a 34 años, la situación sigue siendo difícil.
Los elevados costes de la vivienda y los bajos salarios han creado un entorno en el que emanciparse se convierte en un lujo que pocos pueden permitirse. Incluso los que consiguen independizarse se encuentran a menudo compartiendo piso o viviendo en pareja para hacer frente a los gastos. Esta situación tiene un impacto significativo en la vida social y personal de los jóvenes, retrasando acontecimientos como el matrimonio o la paternidad y creando una sensación de inestabilidad económica y emocional.
Gentrificación y transformación de los barrios
Otro fenómeno que ha marcado la evolución de Barcelona es la gentrificación, especialmente en barrios como Ciutat Vella. Desde 1970, este barrio ha perdido el 42% de su población, un cambio drástico que ilustra cómo se ha transformado la ciudad. El proceso de gentrificación ha provocado la marcha de los residentes originales, sustituidos por nuevos habitantes con mayor poder adquisitivo, que han cambiado la identidad y el carácter de estos barrios.
Este proceso no es exclusivo de Barcelona, pero en esta ciudad ha tenido un impacto especialmente profundo. La gentrificación no sólo desplaza a la gente, sino que también transforma la cultura y la dinámica social de los barrios. Al sustituir a los residentes originales, se pierden las tradiciones y se debilitan las redes sociales que han sostenido a la comunidad durante generaciones.
El aumento de la población extranjera
Mientras que la gentrificación afecta a algunas zonas, otras partes de la ciudad han experimentado un crecimiento significativo de la población extranjera. En 2020, casi el 30% de los habitantes de Barcelona eran extranjeros. Esta población se distribuye de forma desigual, concentrándose en barrios periféricos como Ciutat Vella, el Raval y el Poblenou Provenzal, donde en algunas zonas más del 45% de los residentes son extranjeros.
La diversidad que aporta esta población extranjera es una de las grandes señas de identidad de la Barcelona moderna. Las diferentes nacionalidades y culturas han enriquecido la vida de la ciudad, pero también han generado retos en términos de integración y cohesión social. La concentración de ciertos grupos en barrios específicos puede conducir a la creación de guetos urbanos y aumentar las tensiones entre las distintas comunidades.
El aumento de los matrimonios civiles y la extinción de los católicos
Otro cambio notable en la sociedad barcelonesa es el aumento de los matrimonios civiles en detrimento de los católicos. Actualmente, el 85,4% de los matrimonios en Barcelona son civiles. Este cambio refleja una sociedad cada vez más laica y alejada de las tradiciones religiosas. Durante el franquismo, la mayoría de los matrimonios eran católicos, pero con el tiempo la situación ha cambiado drásticamente.
Además, aunque se ha producido un ligero descenso en el número de divorcios y separaciones desde 2007, la mayoría de los matrimonios acaban en divorcio. Esta tendencia pone de manifiesto cómo han evolucionado también las relaciones personales, con un aumento del número de matrimonios entre personas del mismo sexo, especialmente entre las mujeres.
La pandemia y su impacto en la población
Por último, no se puede hablar de la Barcelona actual sin mencionar el impacto de la pandemia de COVID-19. La epidemia de COVID-19 marcó un antes y un después en la ciudad, no sólo en términos de salud pública, sino también en la forma de vivir y trabajar de las personas. Durante 2020 se registraron 4.217 muertes más de lo previsto, una cifra alarmante que demuestra la gravedad de la crisis sanitaria.
El impacto de la pandemia ha sido especialmente duro para la población anciana, ya de por sí un segmento vulnerable. Las restricciones sociales y el aislamiento han exacerbado los problemas de soledad y depresión entre los ancianos, provocando un deterioro de su calidad de vida. Sin embargo, también es probable que la pandemia provoque cambios a largo plazo en la organización de la ciudad y en la forma en que sus habitantes interactúan entre sí.
Una ciudad en constante cambio
Barcelona es una ciudad en constante transformación, un lugar donde pasado y presente se funden para crear un futuro incierto pero rico. Desde el envejecimiento de la población hasta los retos a los que se enfrentan los jóvenes para emanciparse, pasando por la gentrificación, el aumento de la población extranjera y los cambios en la dinámica familiar, la Barcelona de hoy refleja los retos y oportunidades a los que se enfrenta toda gran ciudad del siglo XXI.
La pandemia ha dejado huella, pero también ha abierto la puerta a nuevas formas de vivir y convivir. La ciudad sigue evolucionando, adaptándose a las nuevas realidades demográficas y sociales. El reto ahora es encontrar el equilibrio entre preservar la identidad de Barcelona y seguir siendo un lugar dinámico y vibrante para todos sus habitantes.