El Ayuntamiento de Barcelona está en el firme propósito de transformar el Eixample, luego del éxito de la supermanzana de Sant Antoni. La idea es seguir aplicando el urbanismo táctico en las calles para convertirlas en ejes verdes con plazas.
La proyección de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, es lograr que en 10 años este modelo urbanístico se implemente en el distrito más poblado de Barcelona. Todo con el fin de convertir las 21 calles entre plaza Espanya y la plaza de las Glòries, en ejes verdes complementados con la construcción de 21 plazas octogonales.
La Gran supermanzana en el Eixample
Si quieres imaginarte de manera anticipada en cómo será el Eixample en los próximos años, puedes ir a darte una vuelta por los alrededores del mercado de Sant Antoni. Un ambiente donde la prioridad es el peatón y donde puedes ver a las personas degustando café, cerveza o en juegos de mesa.
Todo se convertirá en un entorno antes ocupado por coches. Lo autos que podrán circular por la zona tendrán que hacerlo a no más de 10 km/h.
La gran supermanzana es considerada un proyecto transformador de la ciudad. La Alcaldía tomó como referente para su desarrollo el “plan Cerdà” que modernizó la Ciudad Condal de finales del siglo XIX. Gracias a este antecedente fue posible recuperar el espíritu de transformación urbanística clave para cambiar el Eixample para el siglo XXI.
Se espera que diez años una de cada tres calles del distrito (las de mayor contaminación de la ciudad), se conviertan en un área verde y que los vecinos de la zona y todos los habitantes de la ciudad cuenten con una plaza de tamaño similar a las de Gràcia.
Cada plaza hará que los coches deban girar al no poder seguir en línea recta, tal como sucede en las supermanzanas de Sant Antoni y el 22@. Con ello el tráfico sólo quedaría limitado a motos, coches y furgonetas de reparto que deben realizar sus labores por la zona.
Proyecto del Eixample
La propuesta de la supermanzana está condicionada a las mejoras relacionadas con el transporte público y la movilidad, gestiones que el Ayuntamiento lleva adelantando ante la Generalitat y el Gobierno.
De lograrse una actuación efectiva, el transporte público podría reducirse en unos 350.000 vehículos que diariamente cruzan el Eixample. De hecho en el caso de la prolongación del Trambesòs desde Glòries hasta paseo Sant Joan, podría pensarse en que circularían unos 40.000 vehículos menos por esta zona de la ciudad.
Por el momento el gobierno municipal empezará el proyecto de readaptación de Eixample por cuatro calles (Consell de Cent, Rocafort, Girona y Comte Borrell), apostando al urbanismo táctico en medio de la desescalada de la primera ola de pandemia. Cada plaza octogonal tendrá unos 2.000 metros cuadrados.