Sin que pierdan su esencia y el toque que los distingue, los cafés de toda la vida de Barcelona están en renovación para tener “resurrecciones milagrosas”.
Te contamos algunos de los cafés más históricos de la ciudad que quieren ofrecer novedades, conservando su alma y lo que los hizo ser reconocidos.
Son joyas del pasado que conservan su valor histórico y que mantienen viva la memoria de la ciudad.
Sitios del pasado que aún tienen mucho futuro.
6 cafés donde se puede tomar el brunch
Cafés de toda la vida en renovación
La Granja Vendrell
Es todo un icono “art déco” que de seguro tus abuelos recordarán por su famosa nata artesana. Nació a inicios del siglo XX, pero cerró en 2019. A su rescate vino la restauradora Arianna Grau que le dio al local una segunda vida a través de mármoles, espejos y lámparas “vintage” que te transportan a la Barcelona antigua. Conservan la nata casera en su receta original. Puedes disfrutar de una deliciosa carta de desayunos y comidas con toque italiano, incluidos exquisitos bikinis. Y qué decir de los vinos. Son realmente muy bien seleccionados. Es un local con historia. Carrer de Girona, 59.
Lokillo Taverna: Vermut legendario en la vieja Barceloneta
En la Barceloneta se reunían tradicionalmente pescadores de Barcelona para repartirse las ganancias diarias. Fue rescatado y remodelado con el tiempo. En la actualidad es un “nuevo clásico del barrio” donde se sirve un exquisito vermut tradicional con espíritu portuario. Anchoas legendarias son su especialidad. Calle del Mar, 75.
La Confitería
Inició como pastelería en 1912 y es la mejor fotografía de lo que fue Barcelona a inicios del siglo XX. Ahora es todo un museo modernista con cócteles y especialidades gourmet. Es un laberinto de madera, lámparas y espejos que evocan historia. El Grup Confitería tomó las riendas del local y lo volvió a mostrar a la sociedad como más que un bar acogedor donde tomar buenos aperitivos y otras bebidas. Carrer de Sant Pau, 128.
Cafés literarios en Barcelona
El Café de París
Recuperó sus carteles “vintage” y sus platos icónicos. Este emblemático restaurante decayó en 1972, pero ahora resucita con reformas en su interior. Sigue manteniendo su esencia que se complementa con camareros uniformados y pósters. Todo recuerda a sus años anteriores. Conservan sus platos icónicos como los garbanzos Luis o el entrecot de la casa. También la tradicional milanesa crujiente y jugosa con huevo frito. Mestre Nicolau, 16.
Muy Buenas: uno de los cafés de toda la vida
Este local abierto en 1928 aún sobrevive. Es un maravilloso local histórico cuya rehabilitación fue todo un reto. Renació recuperando sus elementos originales y conservando con su mística de antiguo bar modernista. Mármol, baldosas hermosas y qué decir de la coctelería con licores catalanes. Carrer del Carme, 63