La ciudad de Barcelona se prepara para recibir uno de los eventos deportivos más destacados del año: la Copa América de Vela. Y en medio de la expectativa que rodea a esta competición deportiva y tecnológica, el renombrado pastelero Christian Escribà ha sorprendido a todos con una creación única: una mona de chocolate cuyo diseño fue inspirado en el trofeo de la Copa América.
Esta imponente escultura, que mide 110 centímetros y pesa 30 kilos, es una réplica detallada del trofeo de la competición.
El maestro artesano ha logrado plasmar cada detalle de la jarra de las 100 guineas en esta obra maestra de chocolate. Desde la forma elegante hasta los intrincados adornos, la mona cautiva a todos los espectadores con su belleza y precisión.
Lo más impresionante de esta creación es que no se trata solo de una exhibición visual, sino también de una delicia para el paladar.
A pesar de su aspecto imponente, la mona de chocolate está hecha con un 70% de chocolate negro de la reconocida marca Chocovic de Vic. Escribà y su equipo han dedicado 18 horas de arduo trabajo para dar vida a esta escultura dulce, utilizando técnicas avanzadas de fabricación en 3D para crear los moldes necesarios.
El trofeo de la copa se convirtió en mona de chocolate
La mona de chocolate estará expuesta en la tienda de la Gran Vía de Barcelona hasta finales de octubre de 2024, coincidiendo con la finalización del evento deportivo. Esta exhibición no solo es una muestra del talento y la creatividad de Christian Escribà, sino también una oportunidad para promover el arte culinario y la tradición pastelera catalana.
En palabras del propio Escribà, esta colaboración con la Copa América de vela es una oportunidad única para participar en un evento de gran envergadura y proyección internacional. Además, destaca la importancia de eventos como este para promover la ciudad de Barcelona y mostrar al mundo la diversidad y excelencia de sus creadores.
La mona de chocolate no solo es un festín para los ojos, sino también para el paladar.
Un proceso complejo
Para Escribà y su equipo, crear esta escultura no fue tarea fácil. Con detalles intrincados que reproducen fielmente el trofeo de la competición, tuvieron que emplear diversas técnicas y materiales, incluyendo resinas, termoformado y gelatinas alimentarias. La dedicación y el esfuerzo se reflejan en las más de 18 horas que dedicaron a su elaboración.
El chocolate utilizado en esta obra de arte es un 70% de chocolate negro de la prestigiosa marca Chocovic de Vic, una elección que garantiza un sabor exquisito y una calidad excepcional.
Escribà consideró pintar el chocolate de color plata para imitar el aspecto del trofeo original, pero finalmente optó por mantener el color marrón, respetando así la tradición catalana de la mona.