Barcelona, una ciudad llena de historia que alberga muchos secretos que han estado ocultos durante décadas. Uno de estos secretos es la antigua estación fantasma de Correos del metro, una joya arquitectónica que ha permanecido cerrada durante más de medio siglo.
Sin embargo, con las recientes obras de la línea amarilla del metro, esta estación fantasma ha resurgido del olvido y ha experimentado una transformación sorprendente.
Las obras de la línea amarilla del metro de Barcelona, que han mantenido a los trenes de la L4 fuera de servicio durante dos meses, han traído consigo una sorpresa inesperada: la restauración de la antigua estación de Correos.
Esta estación, que ha estado cerrada desde hace más de medio siglo, ha sido sometida a un proceso de limpieza y restauración mientras se realizaban las obras de renovación de la línea amarilla.
Aunque la estación de Correos sigue siendo inaccesible para el público en general, algunos pasajeros del metro han compartido videos en las redes sociales que muestran la sorprendente transformación que ha experimentado este antiguo lugar.
La restauración incluyó la colocación de nuevas baldosas de color azul, que han llamado la atención de los usuarios de la L4 por su frescura y belleza.
La estación fantasma de Correos: un viaje al pasado y al futuro
La estación de Correos, también conocida como Correus, tiene una rica historia que se remonta a su inauguración en 1934. Durante casi cuatro décadas, esta estación fue un punto importante en la red de metro de Barcelona, brindando servicio a los ciudadanos y conectando la ciudad de manera eficiente.
Sin embargo, en 1972, la estación cerró sus puertas al público como parte de las obras de expansión de la línea amarilla hacia La Pau.
A pesar de su larga inactividad, la estación de Correos ha conservado un valioso patrimonio en su interior. Aunque no cuenta con elementos patrimoniales específicos, aún se pueden ver rótulos y anuncios que datan de su época de funcionamiento.
El letrero que indica el nombre de la estación, «Correos», permanece intacto, un recordatorio tangible de la historia que alberga este lugar.
Otras paradas fantasma
La estación de Correos no es la única parada fantasma en el sistema de metro de Barcelona. En la misma línea, entre las estaciones de Jaime I y Urquinaona, se encuentra la estación de Banc, que fue inaugurada en 1911 pero nunca llegó a operar debido a sus dimensiones reducidas.
Otra parada que guarda secretos es la de Ferran, ubicada entre la Boqueria y la calle Ferran, que fue utilizada por los espectadores del Gran Teatre del Liceu.
Estas estaciones fantasma son testigos silenciosos de la evolución de Barcelona a lo largo de los años. Los anuncios y carteles que decoran sus paredes son una ventana al pasado.