El Jardín Botánico Histórico de Barcelona, hoy refugio climático

El Jardín Botánico Histórico de Barcelona, hoy refugio climático

En el corazón de Barcelona, una ciudad rica en historia y cultura botánica, se encuentra el Jardín Botánico Histórico de Barcelona. Este tesoro verde es un remanso de belleza, ciencia y conservación, que ha sido un punto de referencia para los amantes de la naturaleza y la botánica durante décadas.

Es una joya viva y en evolución, por ello es más que un simple jardín. Es un museo vivo donde se entrelazan la ciencia, el arte, la historia y el espíritu de tiempos pasados.

A pesar de su rica herencia, el jardín sigue evolucionando, siempre en busca de agua y luz y en la actualidad es un refugio climático único en la ciudad.

Visitar este rincón de Barcelona es un recordatorio de la importancia de preservar la belleza natural y el conocimiento botánico, y una oportunidad para explorar la historia que crece en cada rincón de la ciudad.

El origen del Jardín Botánico Histórico

El Jardín Botánico Histórico de Barcelona se remonta a 1930, cuando el botánico catalán Pius Font i Quer hizo realidad su visión de un jardín botánico en la ciudad. Sin embargo, su apertura oficial no tuvo lugar hasta julio de 1941.

A lo largo de los años, ha continuado siendo un faro de conocimiento botánico gracias a los esfuerzos de notables botánicos como Antoni de Bolòs y Eugeni Sierra i Ràfols.

Una característica fascinante del jardín es su ubicación en las antiguas canteras de piedra de la Foixarda en Montjuïc, elegida por Font i Quer por su espectacularidad.

A lo largo de los años, el jardín ha sufrido cambios, incluida una interrupción en la década de 1990 debido a la construcción de una escalera que daba acceso al recinto deportivo de los Juegos Olímpicos de 1992. Sin embargo, desde su reapertura en 2003, ha continuado siendo un rincón único.

Un refugio climático y patrimonial

La topografía única del jardín, ubicado en dos antiguas hondonadas de canteras, el Sot de l’Estany y el Sot de la Masia, crea un microclima más frío y húmedo que otras partes de la ciudad. Esto permite el crecimiento de especies que de otra manera tendrían dificultades en el entorno urbano circundante.

El Jardín Botánico Histórico alberga una impresionante colección de gigantes arbóreos que datan de antes de su transformación en una institución científica.

Entre estos gigantes se encuentran el fresno rojo americano, el fresno de hoja estrecha y el nogal alado de Rehder, todos con más de 30 metros de altura. Estos árboles, que no han sido sometidos a podas severas, crecen en su forma natural, lo que los convierte en ejemplares excepcionales.

Además, alberga otras maravillas botánicas como un ginkgo septuagenario y un falso plátano imponente. Un pequeño estanque rodeado de vegetación está alimentado por un arroyo que fluye por una cascada.