El MACBA se reinventa con 285 nuevas obras que abren nuevos caminos al arte contemporáneo

Barcelona vive un momento dulce en el mundo del arte contemporáneo. El Museu d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA) acaba de sumar 285 obras a su colección, consolidándose como uno de los epicentros culturales más dinámicos del país. Pero esta no es una noticia más sobre adquisiciones artísticas. Es un reflejo de hacia dónde se dirige el museo en su manera de pensar el arte, sus políticas decoloniales, las nuevas ecologías y los relatos olvidados que ahora encuentran espacio, cuerpo y voz.

El MACBA se reinventa con 285 nuevas obras

Un crecimiento con sentido

No se trata de acumular por acumular. Las obras incorporadas provienen de compras, donaciones y depósitos, principalmente por parte del Consorcio MACBA, la Generalitat de Catalunya y la Fundació MACBA. Y el criterio no ha sido el de inflar números, sino el de reforzar las líneas curatoriales que el museo viene trabajando: la recuperación de artistas locales, la visibilidad de contextos silenciados y la exploración de nuevos formatos.

Con estas adquisiciones, el MACBA supera las 6.000 obras, sumadas a un fondo documental que impresiona: 150.000 documentos de archivo y 14.000 publicaciones de artistas. La cifra es abrumadora, sí, pero lo más interesante está en los nombres, las historias y los conceptos detrás de cada pieza.

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Voces internacionales y miradas críticas

Uno de los puntos más potentes de esta renovación es la entrada de obras de artistas de peso internacional. Claudia Andujar, fotógrafa y activista social, entra con una serie de 20 piezas bajo el título Sonhos Yanomami, resultado de décadas de trabajo junto a esta comunidad indígena de la Amazonía brasileña. La serie, profundamente inmersiva, da voz a un pueblo amenazado y deja claro que el arte también puede ser trinchera.

También destacan la videoinstalación The Circle de Bouchra Khalili, que el MACBA presentó en 2023, y Rivâl de Thomias Radin, ganadora del Premio de adquisición Loop Fair 2024. Son obras que no solo dialogan con el presente, sino que lo interpelan desde una perspectiva crítica, política y sensiblemente contemporánea.

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El 30 aniversario como catalizador

Muchas de las obras se incorporan con la mirada puesta en las exposiciones que celebrarán el 30 aniversario del museo. Es el caso de los trabajos de Lara Fluxà, Mònica Planes o Gregori Civera, que ofrecerán al visitante una lectura renovada de la colección permanente.

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Además, la fotografía documental de la construcción del MACBA —realizada entre 1993 y 1995 por Civera y Josep M. Molinos— cobra especial relevancia. Es un ejercicio de memoria visual que conecta el pasado arquitectónico del museo con su presente conceptual.

Artistas catalanes y memorias del exilio

Una parte importante de las nuevas adquisiciones corresponde a artistas catalanes con trayectorias poco visibilizadas. La donación de 43 obras de Benet Rossell, por ejemplo, refuerza la presencia de los llamados “catalanes de París”, creadores que escaparon del franquismo para experimentar en libertad. A su vez, las esculturas de Ramon Guillen-Balmes, centradas en lo orgánico y lo corporal, abren un diálogo con las nociones de prótesis, memoria y deseo.

También se suman nombres clave como Martí Anson, Susy Gómez y Tere Recarens, cuyas obras aportan una mirada desde lo íntimo, lo performativo y lo narrativo. Y ahí está, como una joya de archivo, Mari Chordà con su pieza Disoldre’s 2 (1967/2024), una de las grandes pioneras del arte feminista en España.

Cómic, ilustración y nuevos lenguajes

El MACBA también da un paso firme hacia otros formatos con la incorporación de obras de cómic y arte gráfico, como La guerra del Golfo de Nazario o la pieza #127 de Martin Vitaliti. Esto indica una clara voluntad del museo de abrir sus puertas a lenguajes que, durante mucho tiempo, fueron marginados del circuito institucional.

Y si hablamos de nuevas formas, no podemos pasar por alto piezas como Gravidade de Carlos Motta o Oruguismo de Rosario Zorraquín, que dialogan con lo corporal, lo político y lo poscolonial, desde una perspectiva absolutamente actual.

Un archivo que también crece

La expansión no se limita a las salas de exposición. El Centro de Estudios y Documentación del MACBA (CED) también se refuerza con el archivo de la Galería Cadaqués, el fondo fotográfico de Francesc Torres y publicaciones de editoriales independientes como Bored Wolves, Overlapse o Terminal Ediciones.

Este trabajo documental, a menudo invisible, sostiene gran parte del discurso del museo y garantiza que futuras generaciones puedan estudiar, investigar y reinterpretar la producción artística desde múltiples ángulos.

Un museo que no se duerme

Lo que revela este conjunto de adquisiciones no es solo una expansión de catálogo, sino una toma de posición. El MACBA no está cómodo en la contemplación pasiva. Está construyendo un relato complejo, incómodo a veces, pero profundamente necesario. Desde los pueblos indígenas de la Amazonía hasta los cómics underground, pasando por el feminismo catalán o las nuevas formas de performatividad, el museo da voz a los márgenes y reconfigura su centro.

Este 30 aniversario no es una celebración nostálgica, sino una declaración de intenciones. Una invitación a mirar el arte desde otras coordenadas, a escuchar nuevas voces y a entender que el arte contemporáneo no es solo estética: es también política, cuerpo, memoria, disidencia y territorio.