La reconocida y popular estructura del termómetro Cottet del Portal de l’Àngel, terminó su etapa de reformas. Por más de 90 días estuvo cubierto por una lona, y hasta ahora vuelve a marcar la temperatura recuperando su funcionalidad desde 2019, cuando dejó de operar.
Ahora la estructura de 22 metros de altura y de 2.000 kilos de peso, está reparada y remodelada para hacerla más moderna y de bajo consumo.
Cabe resaltar que este llegó a ser el mayor termómetro de Europa durante años. En la actualidad lo es sólo de España, ya que en Copenhague se construyó uno de mayores dimensiones y en Frankfurt hay otro similar.
Los actuales propietarios son el Ayuntamiento y un fondo de inversión con sede en Valencia, quienes cumplieron la promesa de conservar este elemento insignia de la vía comercial.
La óptica Cottet fue la empresa que regaló esta estructura a la ciudad y sus habitantes en agradecimiento por la acogida recibida por Barcelona y también como estrategia de publicidad.
Los hermanos Renato, Rolando y Fernando Cottet, propietarios de la cadena de ópticas, fueron los gestores de la idea. De hecho, se inspiraron en otros medidores térmicos que habían visto en algunas ciudades europeas con el fin de llamar la atención sobre su negocio.
Luego de un año de construcción, el termómetro fue inaugurado el 25 de febrero de 1956 en medio de una fuerte ola de frío en Barcelona. Además, el termómetro también fue galardonado con la placa identificativa de “Pequeño Paisaje Urbano”.
El gigante termómetro Cottet del Portal de l’Àngel
Su rehabilitación se llevó a cabo en medio de las adecuaciones del edificio de la tienda Cottet que en adelante albergará oficinas y comercios.
Lo que muchos se preguntan es que a raíz de los recientes cambios climáticos que ha vivido la ciudad, el espectro de medición del termómetro (de 40°C a -5º°C), se quedará corto.
Al respecto, hay que recordar que en el año 2009 el termómetro dejó de funcionar debido a problemas técnicos que exigieron su reparación. Dicho arreglo estuvo a cargo del Instituto Municipal del Paisaje Urbano y costó alrededor de 70.000 euros.
En su momento, la icónica estructura estrenó lámparas led de bajo consumo que sustituyeron a los 710 tubos de neón. De esta manera, no solo consumía menos energía, sino que también la temperatura marcada en rojo podría ser más visible.
En el suelo (en la base de la estructura), se colocó una placa que lo acredita como elemento del Petit Paisatge de Barcelona.
Así mismo y en un costado lateral de la fachada del edificio, el termómetro complementa sus sensores con la instalación de un barómetro y un higrómetro.
Estos dos instrumentos complementan la información meteorológica, indispensables para medir en un lugar la presión atmosférica y la humedad relativa respectivamente.
¡Buen regreso a esta estructura emblemática!