Fabra i Coats y Ca l’Aranyó son dos de las cinco fábricas que dejaron atrás su pasado industrial y se convirtieron en espacios culturales para diversas manifestaciones artísticas.
De hecho Cataluña fue una de las regiones que vivió intensamente la industrialización sobre todo hacia mitad del siglo XIX. Esta histórica etapa modificó totalmente la cara de las ciudades cuya mayor parte de sus edificaciones eran chimeneas y enormes construcciones que aún permanecen en pie.
Hacia finales del siglo XX estas edificaciones quedaron abandonadas por la crisis textil y posteriormente por la crisis económica. Recibidas como herencia del pasado, actualmente se adelanta una intensa labor para reconvertirlas en centros culturales sin afectar sus rasgos arquitectónicos.
Hoy en día se pueden apreciar funcionando allí talleres para la industria del tejido de punto, centros de arte y música, museos y campus universitarios.
Fabra i Coats
Ubicada en el barrio de San Andrés, la Fabra i Coats es una de las fábricas más representativas de la industrialización catalana. Luego de la crisis del sector textil definitivamente cerró sus puertas en el año 2005. Luego el Ayuntamiento de Barcelona compró el edificio para preservar el patrimonio arquitectónico y cultural.
Actualmente es un maravilloso lugar de creación, muestras y experimentación artística. Ejemplo de ello son la Fábrica de Creación y el Centro del Arte, escenarios que incluso han utilizado personalidades musicales como Rosalía en el 2018, justo antes de publicar su álbum “El mal querer”.
Ca l’Aranyó
El caso de Ca l’Aranyó es un ejemplo de transformación. Pasó se ser una fábrica manufacturera de algodón en el barrio del Poblenou a ser un campus universitario en el año 2004, donde funciona la facultad de Comunicación de la Universidad Pompeu Fabra.
Este edificio se distingue por tener su fachada de muros de ladrillo con ventanas acristaladas, muy propias de la arquitectura industrial modernista.
Ca l’Aranyó era propiedad del empresario catalán Claudi Aranyó y se mantuvo en funcionamiento hasta la década de los ochenta para luego entrar en decadencia. También se le reconoce por su chimenea de ocho metros de altura.
Otro espacios para conocer
Además de Fabra i Coats y Ca l’Aranyó, hay otras fábricas cercanas que también hacen parte de este reconvertido patrimonio cultural. Una de ellas es Can Marfà construcción compuesta por dos naves de dos pisos y una planta baja conectadas por unos puentes y una chimenea.
Todo el conjunto arquitectónico de Can Marfà de Mataró, estuvo dedicado a la industria del tejido de punto. Para el año 1996 el edificio pasó a ser un espacio de exposiciones temporales del Museo de Mataró o para llevar a cabo actividades artísticos relacionados con el tejido y diversos talleres sobre el pasado histórico de esta industria, el diseño y la moda.