La Rambla de Barcelona es un eje emblemático de la ciudad que ha sido un punto de encuentro durante siglos. Sin embargo, en los últimos años ha surgido un sentimiento de rechazo hacia esta icónica avenida por parte de los residentes locales.
Muchos no se sentían identificados con la saturación turística y la falta de espacios verdes en la zona.
Este sentimiento cambió con la llegada de la pandemia en 2020. Sin la afluencia masiva de turistas, los vecinos de Ciutat Vella redescubrieron La Rambla. El aislamiento social hizo que este emblemático bulevar volviera a ser un lugar para los residentes locales.
Esto llevó a una reflexión sobre cómo transformar La Rambla en un espacio que sirviera mejor a la comunidad, protegiera la vivienda y promoviera la cultura.
La Rambla de Barcelona como proyecto de revitalización cultural
El Plan de Transformación de La Rambla es una propuesta para mejorar la movilidad y diversificar los usos de este icónico paseo. El regidor de Ciutat Vella, Jordi Rabassa, afirma que el proyecto se ha retrasado debido a la pandemia, pero se espera que a principios de este año se cierre el proyecto ejecutivo de urbanización.
La transformación de La Rambla se centra en promoverla como un eje cultural. Se buscará crear programas de memoria y conocimiento del patrimonio de la avenida y desarrollar proyectos educativos y culturales.
La campaña «Baja a La Rambla» organizada por el Ayuntamiento y Amics de La Rambla es un ejemplo de cómo se pretende recuperar el espacio cultural para residentes y turistas.
Un desafío importante en esta transformación es abordar el acceso a la vivienda. La gentrificación, los alquileres elevados y la turistización son realidades conocidas por los barceloneses, especialmente en Ciutat Vella.
El proyecto de transformación de La Rambla contempla medidas para promover el comercio local, diversificar la actividad económica y llevar a cabo políticas de vivienda que protejan a los residentes locales.
¿Misión “imposible”?
Sin embargo, algunos críticos de la Assemblea de Barris pel Decreixement Turístic (ABDT), señalan que lograr una transformación real será «imposible» sin reducir los altos precios de alquiler de viviendas y locales, que han aumentado debido a la presión turística. Cambiar La Rambla implica cambiar el modelo de ciudad.
Por su parte, Fermín Villar, presidente de Amics de la Rambla, también ve esencial abordar la presión de la vivienda y sugiere recuperar edificios públicos para cambiar su uso.
Además, considera necesario proporcionar más seguridad, apoyo económico para el mantenimiento de edificios y cambiar las leyes urbanísticas para preservar a los vecinos existentes y frenar la proliferación de pisos turísticos ilegales.
La transformación de La Rambla es un ambicioso proyecto que busca revitalizar este icónico lugar como un eje cultural y comunitario en lugar de simplemente un destino turístico.