Una de las actividades más icónicas que pueden hacerse durante la Fiesta Mayor de Gràcia es la visita a la Torre del Reloj, ubicada en la plaza de la Vila. Esta actividad ofrece una oportunidad única de disfrutar de las vistas panorámicas del barrio desde esta emblemática estructura. Durante el periodo festivo, que se extiende hasta el 21 de agosto, la asociación del Taller de Historia de Gràcia organiza visitas guiadas en distintos horarios.
Para obtener información y hacer reservas, se puede acudir a la mesa del Taller de Historia situada en la plaza del Diamant, donde se atiende al público todas las tardes hasta el 21 de agosto, entre las 17:00 y las 21:00 horas. El costo de la entrada es de 4 euros por persona. Las visitas se programan cada media hora, permitiendo a los participantes apreciar una perspectiva única del entorno a 33 metros de altura.
La Torre del Reloj
El campanario de Gràcia, construido en 1864 cuando Gràcia aún era un municipio independiente, se convirtió en un hito histórico durante la Revuelta de las Quintas en 1870, cuando su campana resonó en apoyo a los sublevados. Esta campana, conocida como Marieta, fue nombrada así en honor a la vecina que la hacía sonar mediante una cuerda atada a su terraza.
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Según Arun Solana, miembro del Centro de Estudios y Taller de Historia de Gràcia, «este monumento ha tenido un impacto muy significativo en la conciencia colectiva de la comunidad y hoy es uno de los símbolos más representativos del barrio». Las visitas a la torre se reanudaron hace dos años después de permanecer cerrada por más de dos décadas.
Por su parte, la Fiesta Mayor de Gràcia es una celebración de la tradición, la cultura y el espíritu comunitario. La visita a la Torre del Reloj es una actividad imprescindible que encapsula la esencia de la fiesta, ofreciendo a residentes y visitantes una mirada al pasado y una perspectiva inspiradora del futuro de Gràcia.
Un ícono de Gràcia
El campanario de Gràcia, también conocido como la Torre del Rellotge, es un símbolo distintivo del barrio. Diseñado por el arquitecto Antoni Rovira Trias, fue encargado por el ayuntamiento de la Vila cuando esta todavía funcionaba como un municipio autónomo. Situada en el centro de la plaza, frente al ayuntamiento, la torre está inspirada en los campaniles italianos, característicos campanarios en forma de torre ubicados junto a iglesias o palacios públicos.
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La estructura está rematada por un reloj con cuatro esferas, visibles desde cualquier punto del pueblo, y dos campanas. La campana mayor, Marieta, desempeñó un papel crucial en la movilización ciudadana durante las revueltas de 1870, 1873 y 1874. En ese momento, se consolidó el campanario como un símbolo de resistencia y unidad en Gràcia. La importancia de este símbolo se intensificó cuando la presión popular impidió que las campanas fueran fundidas para la torre del reloj en la plaza de España para la Exposición Universal de 1929.
Con 33 metros de altura, la torre exhibe elementos distintivos como una fuente con grifos de forma humana, los escudos de Gràcia, Barcelona, Catalunya y España en las cuatro caras de la base, y doce relieves de terracota que representan el zodiaco, situados en la cornisa central. Originalmente, el pedestal estaba rodeado por tres escalones, que ahora están ocultos debido a la elevación del nivel de la plaza.
Identidad cultural
La Torre del Reloj no solo es un punto de referencia arquitectónico, sino también un recordatorio de la rica historia y la identidad cultural de Gràcia. A lo largo de los años, ha sido testigo de momentos cruciales en la evolución del barrio. Esto desde su tiempo como municipio independiente hasta su integración en la ciudad de Barcelona. Las visitas guiadas durante la Fiesta Mayor ofrecen una rica experiencia visual. También ofrecen una conexión con el pasado y el espíritu comunitario que ha definido a Gràcia durante generaciones.
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En sus inicios, la Torre del Reloj servía para marcar el paso del tiempo. Pero, también estaba equipada con instrumentos para la observación astronómica. En el siglo XIX, el estudio de los astros desempeñaba un papel fundamental en la medición precisa del tiempo. Los relojes de torre se sincronizaban con relojes astronómicos, ajustados según las posiciones de los cuerpos celestes. La Torre del Rellotge de Gràcia fue parte esencial en esta sinergia entre la medición del tiempo en la Tierra y la astronomía. Así, representó una era en la que estas dos disciplinas estaban profundamente interconectadas.
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