Barcelona, tan mágica como bella, esconde infinidad de misterios. Muchos de ellos poco o nada populares, otros más conocidos; pero todos contribuyen en ese componente también misterioso que tiene nuestra ciudad. Y en Salir por Barcelona, nos hemos propuesto desvelar todos esos misterios; al menos todos a los que tenemos alcance o sobre los que podemos rebuscar.
Y comenzamos esta nueva sección misteriosa del blog con:
El misterio de los octógonos del Eixample
El gran Ildefonso Cerdá diseñó esa forma hexagonal tan característica del Eixample. Ahora bien, lo que no está tan claro es que este diseño obedezca a un concepto o idea de urbanismo funcional; quizá ese diseño encierra una idea o creencia más profunda y nada casual.
¿Qué nos puede llevar a esta conclusión? Bueno, para empezar, el ingeniero, jurista y político catalán era un hombre de ideas nada convencionales, avanzadas a su época y pertenecía a la franc-masonería.
“Regreso a Icaria” fue una de sus lecturas predilectas, de Etienne Cabet. Y entre las líneas de esa obra se describen las características de la ciudad ideal: Icaria.
En aquella ciudad utópica de forma circular, las avenidas eran rectilíneas. Cuando Cerdá planeó y planificó el Eixample, tuvo que renunciar a la idea circular porque por aquel entonces ya existían núcleos en la ciudad en vías de construcción que, de una u otra forma, antes o después, la ciudad absorbería; es el caso de las zonas de Gracia, Horta, Sant Martí o Sant Gervasi, entre otras. Así que, el ingeniero decidió apostar por una vieja técnica masónica para solventar el problema del la cuadratura del círculo, imposible desde el punto de vista matemático, pero un problema con resolución desde el punto de vista geométrico.
Si bien las matemáticas no han logrado hallar un número constante que multiplicado por él permita hallar un círculo y un cuadrado equivalentes. Sin embargo, este problema la geometría si lo ha resuelto: trazando una figura geométrica llamada “vesica piscis”, lo que permite tratar un segundo círculo y, si trazamos un cuadrado tangente al primero, éste será equivalente al segundo.
El Eixample es el resultado geométrico que Cerdá encontró para la ciudad; y en su particular cálculo, solo tuvo que “limar” los extremos del cuadrado que sobresalían del segundo círculo. Así dio forma a los archiconocidos octógonos del Eixample.