En los últimos años, Barcelona ha sido la cuna de un proyecto visionario que ha cambiado la vida de más de un millón de personas en África. La fundación «Ojos del Mundo» ha desafiado la ceguera prevenible o evitable en países como Mozambique, Malí y en campamentos saharauis en Argelia, abordando este problema de salud crucial con un enfoque integral y sostenible.
El proyecto Ojos del Mundo nació en Barcelona en el año 2001 con el propósito claro de abordar la ceguera prevenible o evitable en diversas regiones de África.
La iniciativa se materializó a través de la creación de la fundación homónima, que desde entonces ha desplegado esfuerzos constantes para brindar soluciones visuales a comunidades desfavorecidas.
Ojos del Mundo y su compromiso de permanencia en el terreno
Lo que hace único a Ojos del Mundo es su enfoque a largo plazo. En palabras de Anna Barba, directora de la fundación, «tenemos equipos locales que trabajan y viven allí los 365 días del año».
Este compromiso implica más que realizar operaciones y regresar; implica permanecer en el terreno, formar a actores locales y abordar integralmente la salud ocular. Más de dos décadas después, han formado a más de 14,800 profesionales y atendido a más de un millón de personas.
Otra característica destacada del proyecto es su enfoque en la prevención y detección precoz. Muchas personas en estas comunidades desconocían que padecían enfermedades oculares tratables, como las cataratas.
Anna Barba aclara: «Muchas personas no tenían conocimiento de que padecían cataratas ni eran conscientes de que esta enfermedad es susceptible de ser tratada mediante cirugía».
Óptica Móvil para llegar a donde se necesita
En 2022, Ojos del Mundo dio un paso revolucionario implementando la óptica móvil. Esta iniciativa consiste en una furgoneta equipada que viaja por las carreteras de la provincia de Inhambane en Mozambique, ofreciendo atención oftalmológica directamente desde el vehículo.
Desde su implementación, ha atendido a más de 3,500 personas y distribuido más de 180 gafas, llevando soluciones visuales a lugares donde la atención médica es limitada.
A pesar de los logros significativos, Ojos del Mundo se enfrenta a desafíos importantes. El acceso a gafas sigue siendo un problema para muchas personas, y las limitaciones logísticas hacen que algunas cirugías no sean posibles en la furgoneta. Para superar estos desafíos, la fundación busca la autosuficiencia y empoderamiento local.
Con más de dos décadas de dedicación, Ojos del Mundo no se conforma con sus éxitos actuales y por ello, no se limita solo a problemas de visión. La entidad aborda patologías oculares vinculadas a la contaminación del agua, como el tracoma.
En este sentido apoyan la construcción y rehabilitación de retretes y pozos públicos en Malí, ofreciendo una mirada completa a la salud ocular y el bienestar general de las comunidades.