La escasez de lluvias en Cataluña ha llevado a la Generalitat a implementar medidas más restrictivas en su Plan Especial de Sequía (PES). Una de las decisiones que ha generado controversia es la clausura de las duchas en los centros deportivos, una medida que ha suscitado descontento en el sector de la actividad física y del deporte.
A partir de enero, los usuarios de los centros deportivos catalanes no podrán hacer uso de las duchas en los vestuarios, como parte de las nuevas restricciones que entrarán en vigor con la declaración de la fase de emergencia en el marco del PES.
El consejero de Acción Climática, David Mascort, hizo un llamado a la población para reducir el consumo de agua, anticipando que esta medida pasará de ser una propuesta a una obligación en enero.
Postura de la Asociación de Empresas de Clubs Catalanes de Fitness (Adecaf) por la clausura de duchas
Voceros de Adecaf indicaron el descontento con la medida a la que calificaron como “inútil y unilateral”. Destacan que la decisión afecta al sector sin beneficiar a nadie y critican la falta de consulta con representantes del ámbito deportivo antes de implementarla.
Representantes de Adecaf resaltan que los gimnasios ya han tomado medidas para reducir el consumo de agua, como el uso de aireadores que disminuyen el caudal y la instalación de temporizadores en las alcachofas para limitar el tiempo de la ducha.
Según la Asociación, las duchas de los gimnasios consumen entre 40 y 60 litros, cifra inferior a los 100 litros que se utilizan en los aseos domésticos.
Repercusiones en el servicio y costos para los usuarios
La clausura de las duchas en los gimnasios plantea preocupaciones adicionales, como la posible reducción de las mensualidades para los usuarios que ya no tendrán acceso al servicio completo.
Adecaf señala que la medida podría resultar en un mayor consumo de agua, ya que los usuarios se tendrán que duchar rápidamente en casa después de entrenar.
Además de la clausura de las duchas, el Gobierno catalán ha anunciado recortes en los caudales de los ríos Llobregat, Ter y Muga, como parte del nuevo paquete de medidas para hacer frente a la sequía.
También se está considerando la posibilidad de traer agua en barco al Puerto de Barcelona para garantizar el suministro de agua a los casi seis millones de habitantes de las poblaciones de Girona y del área de influencia de Barcelona.
Mientras tanto, el Ayuntamiento de Barcelona ha propuesto a la Agencia Catalana del Agua seguir rellenando las piscinas públicas de la ciudad en preparación para el próximo verano, cuando se prevé la mayor emergencia.
La autorización para regar con agua freática, no potable, también ha sido solicitada para enfrentar un escenario de aumento de las temperaturas.