Desde 1984, el restaurant l’Olivé ha sido un pilar fundamental en la oferta culinaria del Eixample, en Barcelona. Este local no solo ha sabido sobrevivir, sino que ha prosperado en las cambiantes demandas del mundo gastronómico. La historia del l’Olivé es una mezcla de tradición, ingredientes de calidad y un servicio excepcional. Ahora, tras una renovación cuidada y un enfoque renovado en la experiencia gastronómica, el restaurante se prepara para seguir liderando la cocina catalana y mediterránea.
Un lugar con historia y carácter
El restaurant l’Olivé, que se ubica en la esquina de Balmes con Consell de Cent, se ha convertido en un verdadero símbolo en el barrio. La esencia de la cocina catalana se siente en cada plato, donde la tradición se respeta, pero también se innova. Cada rincón del local refleja su historia, y la reciente renovación ha sido una declaración de intenciones: aquí están para quedarse y seguir ofreciendo una experiencia única.
El diseño contemporáneo y acogedor del lugar invita a tranquilizarse y disfrutar de una experiencia gastronómica de primera. Con una combinación de elementos clásicos y modernos, l’Olivé ha creado el ambiente perfecto para cualquier ocasión, desde una cena romántica hasta una celebración entre amigos.
La cocina como protagonista
César Pastor, chef al mando, ha llevado la cocina del l’Olivé a nuevas alturas. Su enfoque es claro: valorar el producto y llevarlo a la mesa de la manera más honesta posible. Cada plato cuenta con ingredientes frescos y de temporada. Por ejemplo, el xatonada de bacalao es un aperitivo sublime que deja a los comensales deseando más. La combinación de sabores es equilibrada y llena de matices.
El canelón de txangurro, con calabacín y huevos de trucha, es otro plato que destaca por su textura. ¡Qué delicia! Este plato sorprende incluso a los más exigentes y demuestra que cada creación en l’Olivé se elabora con pasión y dedicación.
A medida que avanzan en la experiencia culinaria, los comensales no pueden perderse la icónica alcachofa rellena de jamón y cebolla confitada. Al principio, puede parecer una elección arriesgada, pero la ejecución perfecta transforma un simple vegetal en una joya gastronómica.
Los platos principales: un homenaje a la cocina catalana
La oferta principal de l’Olivé no decepciona. Entre los platos más aclamados, el canelón de pularda con setas de temporada y bechamel se lleva las palmas. Este plato es tan cremoso y sabroso que los comensales probablemente lo recordarán mucho después de haber dejado el restaurante. La trufa realza cada bocado, lo que lo convierte en uno de esos platos que se convierte en leyenda.
El bacalao a la lata con samfaina sigue siendo uno de los favoritos, pero la paletilla de cabrito y el sapo a la donostiarra son los más vendidos, según Oriol Olivé, el consejero delegado. Cada bocado es un viaje por los sabores de Cataluña y la tradición culinaria, manteniendo siempre la calidad como prioridad.
Desafíos y resiliencia gastronómica
A pesar de la pandemia, el restaurant l’Olivé ha demostrado una resiliencia admirable. En 36 años de historia, nunca habían cerrado sus puertas. La reapertura ha sido un desafío, especialmente considerando que el entorno ha cambiado. Algunos clientes aún son reticentes a regresar a espacios cerrados, pero la dirección del restaurant aborda la situación con optimismo.
Olivé menciona que el regreso al negocio implica enfrentar la realidad de una clientela diferente. Las empresas han optado por el teletrabajo y el turismo ha disminuido considerablemente. Sin embargo, el esfuerzo por brindar un ambiente seguro y agradable es prioridad y se nota.
Innovación en la carta de vinos y postres
Una de las decisiones más acertadas del restaurant ha sido renovar su carta de vinos. La variedad, que incluye tanto opciones nacionales como internacionales, eleva aún más la experiencia gastronómica. Una buena comida no está completa sin un vino que la complemente, y el l’Olivé ha pensado todo al respecto.
No se puede hablar de una experiencia completa sin mencionar los postres. El restyling en esa sección también ha sido notable. El milhojas con fresas y crema es un dulce que no debería faltar al final de cualquier comida. La combinación de texturas y sabores transporta a los comensales a un estado de felicidad que vale la pena experimentar.
Un amor por la cocina que va más allá de las palabras
Con cada nuevo desafío, el restaurant l’Olivé ha demostrado que su amor por la cocina y la atención al cliente van más allá de las palabras. El trabajo en equipo, la pasión y el compromiso con la calidad prometen que, en los años venideros, seguirán ofreciendo lo mejor de la gastronomía catalana.
En definitiva, el restaurant l’Olivé no solo mantiene viva la tradición culinaria, sino que también la adapta y la presenta de manera contemporánea, asegurando que siempre habrá motivos para volver.