En el corazón de la Barceloneta, donde el olor a mar se mezcla con el bullicio de una ciudad vibrante, se encuentra uno de los restaurantes más emblemáticos de Barcelona: el Restaurante Salamanca. Con más de 50 años de historia, este local se ha convertido en un verdadero referente de la cocina marinera, atrayendo tanto a barceloneses como a visitantes de todo el mundo.
Los inicios: una apuesta valiente
La historia del Restaurante Salamanca comenzó en 1969, cuando Silvestre Sánchez Sierra, junto con el apoyo de su familia, decidió transformar un humilde bar llamado “Can Rosith” en lo que hoy es un ícono de la gastronomía local. Desde el principio, Silvestre y su equipo se enfrentaron a desafíos económicos, pero su pasión y compromiso no dejaron espacio para la duda. Así nació el Restaurante Salamanca, un homenaje a las raíces del fundador.
Can Solé: el restaurante más antiguo de la Barceloneta
Con esfuerzo y dedicación, el restaurante pasó de ser una pequeña casa de comidas a un espacio amplio con varios salones y una terraza espectacular. Pero más allá de su crecimiento físico, fue la calidad de sus platos lo que cimentó su reputación. Las paellas, pescados y mariscos frescos seleccionados cuidadosamente por Silvestre, junto con los jamones y embutidos traídos directamente de Salamanca, conquistaron los paladares de los primeros comensales.
Crecimiento y consolidación
A lo largo de las décadas, el Salamanca no solo se adaptó a los cambios de su entorno, sino que también fue parte activa del desarrollo del barrio de la Barceloneta. Las transformaciones urbanísticas que trajo consigo la llegada de los Juegos Olímpicos en 1992 acercaron aún más el restaurante al mar, consolidando su ubicación como un atractivo adicional para los visitantes.
En sus paredes, decoradas con recuerdos y fotografías, se cuentan miles de historias. Desde conversaciones íntimas hasta celebraciones memorables, personalidades como Messi, Shakira, Javier Bardem y Pau Gasol han disfrutado de su hospitalidad. Este vínculo entre tradición y modernidad ha convertido al Salamanca en un lugar de culto para los amantes de la buena mesa.
Más que un restaurante: un grupo gastronómico
El éxito del Restaurante Salamanca permitió a Silvestre y su familia expandir su legado bajo el Grupo Silvestre, que ahora cuenta con otros establecimientos emblemáticos en Barcelona:
- La Barca del Salamanca, en el Port Olímpic, donde se puede disfrutar de una cocina marinera en un entorno privilegiado frente al Mediterráneo.
- La Fonda del Port Olímpic, que complementa la oferta gastronómica del grupo en la misma zona.
- El Restaurante Portonovo, situado cerca de la Plaza de España, destaca por su ambiente acogedor y su calidad inigualable.
Cada uno de estos locales mantiene el compromiso del grupo con la frescura de sus ingredientes y el cuidado en la preparación, haciendo honor a los valores que Silvestre instauró desde el primer día.
La experiencia gastronómica
El menú del Salamanca es un verdadero homenaje a la tradición culinaria española. Entre sus platos estrella destacan:
- Entrantes como el jamón ibérico “extra” de Bellota de Salamanca, pulpo “a feira” y el popular pica-pica de calamares, chipirones y chanquete.
- Platos principales como las paellas y fideuás, carnes de granja propia, y pescados y mariscos frescos del Cantábrico.
La calidad de sus ingredientes y la dedicación en cada preparación han sido los pilares que sostienen su prestigio, reconocido por comensales de los cinco continentes.
Un futuro lleno de sabor y tradición
Tras más de medio siglo de historia, el Restaurante Salamanca sigue escribiendo su futuro con la misma pasión con la que comenzó. Con un equipo humano comprometido y liderado por la familia Sánchez, el grupo continúa siendo un referente gastronómico, no solo en Barcelona, sino también a nivel internacional.
Visitar el Salamanca no es solo una experiencia culinaria; es sumergirse en una tradición que ha sabido evolucionar sin perder su esencia. Desde una paella junto al mar hasta un encuentro con la historia de la Barceloneta, este restaurante sigue siendo el lugar “de toda la vida” para miles de familias.
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Carrer de Pepe Rubianes, 34, Ciutat Vella, 08003 Barcelona