Con una pena de prisión y multas hasta de 3.000 euros podrán ser sancionadas las personas que sean sorprendidas cometiendo actitudes incívicas en Barcelona.
Dentro de ellas están: pintar iglesias, orinar en la calle, no recoger excrementos de perro, pintar o hacer grafitis en edificios patrimoniales y vagones del metro, transporte público, entre otras.
La decisión implica un cambio drástico en cómo se sancionaban, por ejemplo, los grafitis en la ciudad. Hasta ahora eran sanciones administrativas con multas entre los 300 y 500 euros.
Durante los últimos cinco años, la Guardia Urbana ha impuesto en promedio entre 150 y 200 sanciones.
Actitudes incívicas en Barcelona
Con esta apuesta del Ayuntamiento, se intensificarán los controles policiales para evitar que quienes practiquen este tipo de actos queden impunes.
Por su parte, Albert Batlle, teniente de alcalde de Seguridad, aseguró que habrá responsabilidad penal cuando los grafitis impliquen «una afectación importante de un bien público».
También en los casos en que obligue la paralización del transporte público por «agresión patrimonial».
Al incrementar las multas se busca acabar con la impunidad de los grafiteros que dañan el patrimonio cultural e histórico de la ciudad y el mobiliario urbano.
En este sentido, el Ayuntamiento habilitó de 30 a 50 espacios en Barcelona para acoger las respuestas artísticas de los grafiteros.
También reforzaron los equipos de limpieza para pintados que en la actualidad son 26 y trabajan de lunes a sábado.
Las medidas surgieron en el marco de la campaña «Cuidem Barcelona» que busca mejorar la convivencia y reducir las actitudes incívicas en el espacio público.