Abre al público la estación fantasma de Correos en Barcelona: una joya oculta al descubierto

Un viaje al pasado en el corazón del metro barcelonés

La estación de metro de Correos en Barcelona, cerrada al público desde 1972, ha abierto sus puertas por primera vez para un selecto grupo de visitantes. Este gesto forma parte de las celebraciones del centenario del metro de Barcelona. Las visitas, cargadas de misterio y nostalgia, se realizan de noche, aprovechando que el servicio del metro está fuera de operación. Esto se debe a que el acceso a la estación se realiza caminando por las vías desde la estación de Jaume I. Durante los meses de octubre y noviembre, un total de 270 afortunados tendrán la oportunidad de explorar esta estación olvidada.

abre al público por primera vez la 'estación fantasma' de Correos

La presidenta de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), Laia Bonet, ha manifestado que estas visitas son una muestra del compromiso de TMB y del Ayuntamiento de Barcelona con el patrimonio de la ciudad. La estación de Correos no es la única que se está redescubriendo; la iniciativa ‘Abrimos el metro’ incluye otros espacios emblemáticos que ahora se ofrecen al público, como los talleres de Santa Eulalia y ZAL, entre otros.

Orígenes y características de la estación de Correos

La estación de Correos tiene sus orígenes en los años 30. En concreto, fue inaugurada el 20 de febrero de 1934 como parte del segundo ramal del Gran Metro de Barcelona y operó hasta 1972. Su ubicación al final de la Vía Laietana, justo frente al icónico edificio de Correos, le otorgó su nombre. Tras su cierre, la entrada se convirtió en un pozo de ventilación que aún se utiliza en la actualidad.

Originalmente, la estación presentaba una distribución única: contaba con una sola vía y dos naves paralelas de 60 metros de largo. La nave de la izquierda albergaba la vía y un andén estrecho, mientras que la nave derecha estaba destinada únicamente al uso de un andén. El acceso a los trenes se realizaba a través de diez arcos en el muro que separaba ambas naves. Este diseño peculiar ha contribuido a que la estación de Correos conserve un aura enigmática y fascinante.

Desde su inauguración, la estación ha experimentado varias remodelaciones. En 1946, fue la primera instalación pública en España en contar con iluminación fluorescente. Más tarde, en 1949, la ampliación de los andenes trajo consigo una renovación en el revestimiento y la decoración, culminando en 1956 con la instalación de baldosas de color gris y techo blanco.

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La importancia del centenario del metro de Barcelona

El centenario del sistema de metro de Barcelona no solo es una celebración de su historia, sino también una oportunidad para redescubrir lugares que han quedado en el olvido. Además de la estación de Correos, TMB ha abierto a la ciudadanía otros lugares como la estación fantasma de Gaudí. En conjunto, estos eventos buscan conectar al público con la rica y vasta historia del transporte subterráneo de la ciudad.

La estación fantasma de Gaudí se convierte en museo

El evento ‘Abrimos el metro’ ha tenido un éxito rotundo. Las plazas han volado desde que se abrieron las inscripciones en septiembre, agotándose rápidamente las 5.033 disponibles para explorar los distintos espacios del metro. En las jornadas de acceso libre, la estación fantasma de Gaudí recibirá 720 visitantes, mientras que la de Correos sumará 270 exploradores. Esta iniciativa busca, en última instancia, acercar a los barceloneses a una parte crucial de su ciudad, para redescubrirla y valorarla.

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Un legado en la oscuridad

La estación de Correos y sus baldosas cerámicas, anuncios vintage y rótulos permanecen ocultos en la penumbra, alimentando su estatus de légende entre los ciudadanos amantes de lo oculto e histórico. Este espacio, lleno de historia y misterio, representa más que un simple vestigio del pasado: es un recordatorio del progreso y la evolución de la infraestructura urbana de Barcelona.

Con las puertas abiertas durante seis días y 18 sesiones, un selecto grupo de personas ha tenido la oportunidad de caminar por la historia misma, encontrándose con un laberinto subterráneo. Correos simboliza mucho más que un tramo de metro inactivo; refleja un momento crucial en la planificación urbana, uniendo generaciones y creando una narrativa rica en cultura, innovación y patrimonio.

Las historias contadas, los silencios guardados, y la belleza arquitectónica hacen de la estación de Correos un lugar que, aunque cerrado desde 1972, continuará inspirando a todos aquellos que logran adentrarse en sus entrañas. El metro y sus estaciones fantasmas son tesoros ocultos que renacen en el centenario, invitando a todos a celebrar la herencia de la ciudad condal.