La temporada 2023 del Proyecto Rorcual ha comenzado en Barcelona con buenas noticias: la asociación EDMAKTUB ha avistado seis ejemplares de ballena en la costa catalana, entre ellas una hembra con una cría.
Esta es una excelente noticia porque no se avistaba una cría desde el año 2017, lo que muestra una posible recuperación de esta especie en la zona.
EDMAKTUB se dedica al estudio de los mamíferos marinos y desde hace más de cinco años, ha estado realizando un seguimiento de las poblaciones de ballenas en las costas catalanas.
En la memoria del año pasado, constataron la presencia de hasta 132 rorcuales, junto con otras especies de cetáceos, tortugas, aves marinas y peces.
Esto demuestra la gran riqueza en biodiversidad de la costa catalana y el mar Catalano-Balear.
Ballenas en la costa catalana: una de ellas hembra con una cría
Las ballenas rorcuales visitan la costa catalana principalmente para alimentarse y no vienen de paso.
La escasez de alimento debido a la falta de lluvia y las altas temperaturas puede ser un problema para la temporada de este año.
Como su objetivo es buscar alimento, los rorcuales pueden moverse en círculos en la zona e incluso permanecer navegando por varios días o a veces semanas.
Además, son fieles a las costas del Garraf y la costa catalana, a las que acuden en diferentes temporadas.
De los 132 animales identificados, más del 22% han sido avistados en diferentes años.
Sobre el rorcual común
El Balaenoptera physalus, más conocido como rorcual común, es el segundo mamífero más grande del mundo que sólo es superado en tamaño por la ballena azul.
Puede alcanzar hasta los 24 metros de longitud y pesar alrededor de 70 toneladas.
Es una especie en peligro de extinción que habita en mar abierto, pero también se puede encontrar en zonas costeras de aguas templadas o frías.
Los rorcuales pueden vivir hasta 80 años, siempre y cuando no se encuentren con buques mercantes, barcos y embarcaciones de recreo frecuentes en verano, a los que les resulta difícil evitar cuando respiran en la superficie.
Las colisiones con buques son un peligro real y un riesgo de mortalidad para las ballenas, al igual que ocurre con los cachalotes.
Diferentes ONGs de algunos países han sugerido a la Organización Marítima Internacional que en la medida de lo posible, traten de desviar las rutas marítimas lejos de los hábitats principales de las ballenas.
Solicitan también reducir la velocidad de los barcos para evitar las colisiones y crear un sistema tecnológico para alertar a los capitanes de la presencia de ballenas en zonas de alto riesgo.
El avistamiento de las seis ballenas, incluyendo una cría, en la costa de Barcelona es una noticia alentadora para la conservación de esta especie y de su hábitat.