La placenta artificial ha sido objeto de importantes avances en el campo de la medicina fetal, con resultados prometedores en la prolongación de la vida inicialmente de fetos animales prematuros extremos.
Este innovador desarrollo, liderado por los hospitales Sant Joan de Déu y el Clínic de Barcelona, tiene como objetivo ofrecer una alternativa para los bebés prematuros que nacen por debajo de las 26 semanas de gestación, brindándoles una oportunidad de supervivencia fuera del útero materno.
La placenta artificial, que reproduce las condiciones vitales de la placenta de la madre, ha logrado prolongar la vida de fetos animales hasta 12 días, en comparación con los breves minutos que suelen durar fuera del útero.
Este avance representa un hito significativo, ya que los bebés prematuros extremos a menudo enfrentan graves secuelas de salud.
Se espera que esta tecnología revolucionaria cambie radicalmente la supervivencia de los bebés prematuros en el futuro, brindándoles mejores oportunidades de salud y bienestar.
El proyecto de la placenta artificial
El “Proyecto CaixaResearch Placenta Artificial”, ha sido respaldado por la Fundación La Caixa, que ha invertido una considerable suma de dinero en su desarrollo.
En la primera fase del proyecto, se destinaron 3,35 millones de euros, y se espera que otros 4,3 millones sean invertidos en la segunda fase que comenzará en julio.
Esta iniciativa ambiciosa ha sido posible gracias a la colaboración de expertos médicos e investigadores de renombre internacional en medicina fetal.
Los primeros resultados y la proyección en humanos
Durante la presentación de los primeros resultados del proyecto, los médicos destacaron los avances logrados al prolongar la vida de fetos animales prematuros extremos, utilizando ovejas como modelo animal debido a su similitud cardiovascular con los humanos.
Sin embargo, el objetivo final es probar esta tecnología en fetos humanos en un plazo de dos o tres años.
Cada año, alrededor de 25,000 bebés prematuros extremos nacen en Europa, y su supervivencia está en riesgo, especialmente para aquellos que nacen entre las semanas 22 y 23 de gestación.
La placenta artificial funciona creando un entorno que reproduce las condiciones intrauterinas en una bolsa translúcida.
El feto permanece conectado a través de su cordón umbilical y se encuentra protegido de la luz exterior.
Los médicos pueden monitorear al feto utilizando ecografías y acceder a él mediante un brazo robótico.
Este enfoque innovador tiene como objetivo engañar a la naturaleza, permitiendo que el feto sobreviva fuera del útero materno.
La transición del feto desde la placenta materna a la artificial es uno de los desafíos más complejos.
Sin embargo, los médicos han desarrollado una técnica quirúrgica que garantiza una transición exitosa del cordón umbilical.
Además, el diseño de la placenta artificial en un medio líquido ha demostrado ser efectivo para proteger al feto de infecciones y mantener un entorno óptimo.