La sorprendente poética de Coco Fusco llega al MACBA

El Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) recibe con los brazos abiertos la provocativa obra de Coco Fusco, que con su estilo único invita a reflexionar sobre temas cruciales como el poder, la identidad y el colonialismo. La muestra titulada “He aprendido a nadar en seco” se convierte en una cita obligada para quienes buscan una crítica social potente, sin perder de vista la belleza artística.

Un recorrido por la obra de Coco Fusco

A partir del 23 de mayo de 2025, y hasta el 11 de enero de 2026, Fusco, cuya ascendencia cubana ha sido un pilar en su trabajo, presenta en el MACBA su obra más completa hasta el momento. El itinerario artístico ofrece un centenar de creaciones que abarcan desde el videoarte y la performance hasta la fotografía y el ensayo. Este collage multidimensional resalta cómo Fusco se adentra en los conflictos raciales y políticos que moldean Estados Unidos y Cuba.

Temas que resuenan

El poder, la patria y la identidad son temas comunes que Fusco explora con una mirada aguda y crítica. Cuba, su descendencia, emerge como un protagonista constante, sirviendo de trasfondo a una narrativa en la que Estados Unidos y sus políticas contemporáneas no se quedan atrás. Ella se adentra en el auge de la derecha, las herencias coloniales, y cómo estas fuerzas impactan en un discurso que prioriza lo colectivo.

Fusco también desafía al mundo del arte y la manera en que los sistemas de poder afectan al pensamiento contemporáneo. Esta muestra no solo es un reflejo de sus preocupaciones estéticas, sino también de su compromiso político, articulado con una claridad que busca transformar.

Una curaduría de alto nivel

Elvira Dyangani Ose, directora del MACBA, ha dirigido la difícil tarea de curar esta exposición, mensaje claro de la colaboración internacional entre el museo, El Museo del Barrio de Nueva York y la Ford Foundation. Este esfuerzo conjunto refuerza la importancia de foros donde los artistas puedan criticar el sistema y buscar el cambio.

La inauguración de la exposición, programada para el 22 de mayo, promete un encuentro fulgurante. La conversación entre Fusco, Dyangani Ose, el poeta Néstor Díaz de Villegas, y la artista Sandra Ceballos aportará más capas a un diálogo ya de por sí profundo y resonante.

Cultura en movimiento: el cine independiente cubano

Acompañando la muestra, mayo será testigo del ciclo de cine independiente cubano titulado “La memoria es un paisaje derruido”, comisariado por José Luis Aparicio. Aquí, la conexión entre la producción cinematográfica y la obra de Fusco se hace tangible, mostrando cómo el cine también sirve como vehículo para explorar los dilemas culturales e históricos que perturban a Cuba.

Este ciclo no solo complementa la exhibición de Fusco, sino que también enriquece la comprensión sobre el contexto socio-político que nutre su obra artística. La memoria de un pueblo y las reflexiones sobre su destino se despliegan en la pantalla, sumando un componente visual enriquecedor.

El poder de la crítica artística

La obra de Coco Fusco no debe pasar desapercibida. No solo critica; propone, conmueve y por momentos, incomoda. Pero esa incomodidad es necesaria. Invita al visitante a replantearse su visión del mundo, de las dinámicas de poder, y la manera en que la historia se cuenta y se reescribe.

Fusco nos enseña a “nadar en seco”, a navegar en un mar de ideas y emociones donde el arte y la política se entrelazan de manera casi orgánica. Su obra no es un consuelo, es una llamada de atención que impulsa a reflexionar sobre nuestro papel como individuos dentro del entramado global.

Al final, visitar la exposición de Coco Fusco en el MACBA es más que disfrutar del arte; es un ejercicio de introspección colectiva, un compromiso con la transformación social y un viaje apasionante por temas que no siempre encuentran el espacio que merecen.