Barcino o mejor dicho, Barcelona, es una ciudad que respira historia en cada esquina. ¿Alguna vez has oído hablar del mercado del Born? Resulta que cuando intentaron reconstruirlo, se encontraron con un templo romano, deteniendo así las obras. Pero, ¿sabías que hay vestigios aún más ocultos? ¡Continúa leyendo que hoy te lo vamos a contar todo!
Un legado tan antiguo como un templo romano
Lo primero que debes saber, es que el casco antiguo de Barcelona no es solo un laberinto de calles estrechas y tiendas turísticas. Entre sus muros se esconde una historia fascinante. Y si te aventuras en algunos de sus edificios, podrías encontrarte con algo sorprendente: un templo dedicado a Augusto.
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El origen de Barcino
Antes de que Barcino fuera oficialmente constituida en el año 15 a.C., los romanos se establecieron en el monte Táber. Allí, con el beneplácito del César Augusto, fundaron una colonia en su honor, la Colonia Iulia Augusta Faventia Paterna Barcino. Con el tiempo, esta colonia creció hasta convertirse en una ciudad.
Ahora bien, el monte Táber fue el epicentro de la ciudad, donde se erigió un imponente templo en honor a Augusto. Sin embargo, con el paso del tiempo, el templo cayó en decadencia, y ahora solo quedan unas enormes columnas en el barrio gótico. Estos restos no se descubrieron hasta principios del siglo XIX, durante el derribo de algunos edificios en la calle Paradís.
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Al respecto, es importante que sepas que Josep Puig i Cadafalch, conocido por sus obras modernistas como la Casa de les Punxes y la Casa Ametller, fue el encargado de estudiar estos restos. Confirmó que las columnas pertenecían a la arquitectura romana. El templo hexástilo dedicado a Augusto dataría del siglo I a.C., con columnas de nueve metros de altura y un diseño imponente.
Características del templo romano
El templo romano medía 37 metros de largo por 17 de ancho, con seis columnas en el frente y un total de once que flanqueaban la construcción. A pesar de su incalculable valor arquitectónico, las obras previstas siguieron adelante, conservando solo siete de las columnas halladas.
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Puig i Cadafalch supervisó la restauración de las columnas, que ahora se exhiben en la calle Paradís y forman parte del Museo de Historia de Barcelona (MUHBA). El acceso es gratuito, pero las visitas están restringidas de lunes a sábado en horario de 10 a 14 h y de 10 a 19 h, y los domingos de 10 a 20 h. Llegar hasta allí es sencillo, con las paradas de metro Liceu y Jaume I como las más cercanas.
Ahora que conoces esta joya oculta en el corazón de Barcelona, ¿qué esperas para explorarla? Sumérgete en la historia y maravíllate con los vestigios de la antigua Barcino que aún perduran en la ciudad moderna.