En una tarde memorable, el Museu de Ciències Naturals de Barcelona ha sido el escenario del acto de entrega del Premi Nat, un galardón que honra a quienes han hecho contribuciones excepcionales a la divulgación científica y a la conservación de la naturaleza. Este año, el reconocimiento ha recaído en una figura emblemática en el mundo de la ciencia y la divulgación: una escritora y productora con un legado que trasciende fronteras y que sigue viajando más allá de nuestro sistema solar.
Un legado en discos de oro
El proyecto de los mensajes interestelares Voyager de la NASA es, sin duda, uno de los hitos más fascinantes en la historia de la humanidad. En 1977, se lanzó la misión Voyager, con dos naves no tripuladas que llevan a bordo discos de oro con imágenes y sonidos representativos de nuestro planeta. La misión de estos discos no era otra que contarle a posibles civilizaciones extraterrestres quiénes somos, qué nos define como humanidad y cuál es nuestra esencia. Un proyecto monumental, dirigido por la galardonada, que recopiló el sonido de las olas, la risa de un bebé, y canciones que van desde Beethoven hasta Chuck Berry. Estas pequeñas cápsulas del tiempo aún viajan por el espacio, portadoras de un mensaje de curiosidad y esperanza.
El Premi Nat: un reconocimiento a la divulgación
El Premi Nat, que nació en 2018 para conmemorar el 140º aniversario del Museu de Ciències Naturals de Barcelona, es un galardón que va más allá de lo económico. Con una dotación de cinco mil euros, premia a aquellas personas o instituciones que han destacado en la divulgación de las ciencias naturales y han ayudado a fomentar vocaciones científicas. Este premio subraya la importancia de conectar con la ciudadanía, de despertar la curiosidad científica y de inspirar un futuro más respetuoso con nuestro entorno natural.
Ciencia que inspira generaciones
El nombre de la galardonada está ineludiblemente vinculado a la serie de televisión Cosmos, una producción que coescribió con su difunto esposo, Carl Sagan. Estrenada en 1980, Cosmos es un viaje personal a través del espacio y el tiempo que ha sido visto por más de 400 millones de personas en todo el mundo. Este documental no solo introdujo a una audiencia global a las maravillas del universo, sino que también abrió la puerta a un mayor entendimiento de nuestro lugar en el cosmos. La serie ganó varios premios, incluidos el Peabody y el Emmy, cimentando su lugar como uno de los programas científicos más importantes de la televisión.
Pero la aventura no terminó ahí. Décadas después, la divulgadora impulsó dos temporadas más: Cosmos: Una odisea de tiempo y espacio (2014) y Cosmos: Mundos posibles (2020). Ambas fueron tan aclamadas como la original, combinando ciencia con una narrativa cautivadora que hizo que el conocimiento sobre el universo fuera accesible para todos.
Un premio que celebra la conexión entre la ciencia y la sociedad
Durante la entrega del Premi Nat, que tuvo lugar esta tarde en Barcelona, la galardonada impartió la conferencia «A la puerta de las estrellas», un título que resume perfectamente su carrera y su pasión por explorar lo desconocido. Su trabajo no solo se centra en lo que sabemos, sino en lo que podríamos descubrir, en los misterios que aún nos quedan por resolver.
En esta edición del Premi Nat, la colaboración de la Fundació Catalana per a la Recerca i la Innovació ha sido clave para destacar el papel de la ciencia como motor de innovación y progreso. La ciencia no solo debe quedarse en los laboratorios o en las mentes de los investigadores, debe ser compartida, difundida y debatida. Esa es la verdadera esencia de la divulgación, y es lo que este premio celebra.
Inspiración para nuevas generaciones
El jurado del Premi Nat estuvo compuesto por profesionales de alto nivel en diversas disciplinas científicas, como el director del Museu de Ciències Naturals de Barcelona, investigadores, activistas medioambientales, y expertos en genética y neuroeducación. Cada uno de ellos reconoció la importancia de llevar la ciencia a un público amplio, de inspirar a las nuevas generaciones y de fomentar una mayor conexión entre la sociedad y el mundo científico.
En la era de la desinformación, este tipo de iniciativas son más necesarias que nunca. La divulgación científica es vital no solo para educar, sino para despertar una curiosidad innata en las personas, para recordarles que el conocimiento es un derecho, no un privilegio.
Un homenaje a la divulgación científica
En un mundo donde la ciencia a menudo se enfrenta a la indiferencia o el escepticismo, la labor de divulgadores como la galardonada es crucial. Nos recuerda que el conocimiento puede ser apasionante, que la ciencia está llena de historias asombrosas que merecen ser contadas, y que nuestro deber como humanidad es seguir explorando, aprendiendo y compartiendo.
A través de su trabajo, ha mostrado que la ciencia puede ser tanto una aventura personal como un viaje colectivo. Desde los discos de oro que viajan por el espacio hasta las pantallas de televisión, su legado seguirá inspirando a generaciones futuras.
El acto de esta tarde en Barcelona no fue solo una celebración de su carrera, sino también una llamada a la acción. El conocimiento científico debe seguir siendo accesible y emocionante para todos, y debemos continuar defendiendo la importancia de la divulgación en un mundo que necesita más que nunca hechos verificables y ciencia sólida.
Con proyectos como Voyager y Cosmos, la galardonada nos ha mostrado que el cielo no es el límite, sino el comienzo de un viaje hacia lo desconocido. Un viaje que, gracias a su incansable labor, millones de personas han podido emprender desde la comodidad de sus hogares, sin perder la capacidad de asombro ante las maravillas del universo.