Barcelona se reafirma como epicentro del diálogo mediterráneo

Desde hace tres décadas, Barcelona ha sido un punto de encuentro significativo para una región que ha intentado cohesionar las diversas culturas, economías y panoramas políticos presentes a lo largo del arco mediterráneo. El reciente evento que tuvo lugar en la ciudad reafirma su papel vital como puente en el territorio euromediterráneo. La Conferencia de Ciudades Mediterráneas, celebrada en el Ayuntamiento de Barcelona, reunió a líderes y representantes de toda la región en un esfuerzo por continuar tejiendo relaciones sólidas entre Europa y los países de las orillas sur y este del Mediterráneo.

Barcelona, ​​epicentro de la región euromediterránea 30 años después

Una celebración del Proceso de Barcelona

Este evento marca el 30 aniversario del Proceso de Barcelona, una iniciativa lanzada en 1995 que sentó las bases para impulsar la colaboración política, económica y social entre la Unión Europea y los países mediterráneos. Organizado por el Ayuntamiento de la ciudad con el respaldo de MedCities y el Instituto Europeo del Mediterráneo, el evento también contó con la cooperación del Área Metropolitana de Barcelona, la Diputación de Barcelona y Catalunya Internacional.

La conferencia no solo fue significativa por el debate que generó, sino también por el papel crucial de las ciudades como motor de cambio en la región. Una declaración institucional destacada fue entregada a los representantes de los Estados de la Unión por el Mediterráneo (UpM), resaltando esta importancia. Las ciudades, a menudo ignoradas en las mesas de diálogo a gran escala, tomaron la iniciativa para hacer oír su voz respecto a sus prioridades y desafíos.

Un programa enriquecedor

El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, abrió las puertas del histórico Saló de Cent en el Ayuntamiento para recibir a los participantes del evento, mientras que la encargada de inaugurar las jornadas de discusión el jueves por la mañana fue la nueva Comisaria europea para el Mediterráneo, Dubravka Šuica. La despedida del encuentro recayó en las manos de Maria Eugenia Gay, teniente de alcaldía responsable del área de Relaciones Internacionales.

El lema de estos días fue “Fortaleciendo la acción local para la transformación regional”. El objetivo estaba claro: crear un espacio de diálogo inclusivo para abordar los grandes retos del futuro en el ámbito mediterráneo. No es un secreto que los sectores de la sociedad civil, el ámbito académico y los agentes socioeconómicos tienen mucho que decir en los problemas que afectan la región. Y en este foro, todas estas voces encontraron su lugar.

Viendo hacia el futuro

La conferencia también sirvió de oportunidad para evaluar el impacto de tres décadas de trabajo bajo el paraguas del Proceso de Barcelona. A lo largo de los años, y con el establecimiento de la Unión por el Mediterráneo en 2008, se han ampliado las bases de cooperación y se ha incrementado la visibilidad institucional de estos esfuerzos.

Durante las sesiones, se discutieron vías para revitalizar el papel de las autoridades locales en la cooperación y el diálogo euromediterráneos. La presentación de una declaración institucional se convirtió en un hito clave, destacando seis prioridades y estrategias para instar a los gobiernos locales, la Unión Europea y otras instituciones a tomar medidas serias.

El documento destaca la importancia de las ciudades y áreas metropolitanas en la construcción de resiliencia, crecimiento urbano sostenible y equitativo, y la adopción de medidas en respuesta a la emergencia climática. Las ciudades ya no solo son actores económicos, sino que juegan un papel vital en garantizar un futuro habitable, inclusivo y consciente de la protección del planeta.

Desde perspectivas históricas hacia nuevos horizontes

Reflexionar sobre la historia del Proceso de Barcelona significa recordar a personalidades como Pasqual Maragall, alcalde de Barcelona en ese momento, que vio la ciudad como un espacio crucial para la cooperación y el diálogo euromediterráneo. La ciudad, con su legado olímpico fresco en la memoria, se proyectó como una urbe moderna, abierta y lista para asumir un papel activo en la agenda mediterránea.

En retrospectiva, estos eventos en Barcelona no solo han servido para alimentar una visión compartida de la convivencia y el progreso en la región, sino para reforzar un entramado de relaciones que continúan teniendo repercusiones significativas hoy. Barcelona, con su encanto y dinamismo, sigue siendo el lugar donde se entrelazan futuros prometedores para el Mediterráneo.