Ciencia y ciudades: lo que dejó la Bienal 2025

La Bienal Ciudad y Ciencia 2025 ha demostrado ser un evento de magnitud, reafirmando su presencia tanto en Barcelona como en Madrid. Con una asistente de 20,000 personas, esta edición ha dejado claro que la combinación de ciencia y cultura puede atraer multitudes e integrar a la comunidad en el mundo de la física cuántica.

La Bienal Ciudad y Ciencia cierra la programación de Barcelona y Madrid con una asistencia récord de 20.000 personas

un fenómeno cuántico en Barcelona y Madrid

Desde el 17 de noviembre, tanto Barcelona como Madrid se sumergieron en una experiencia que transcurre entre lo artístico y lo científico. La Bienal se tornó el epicentro de diálogos significativos sobre una de las disciplinas más complejas y fascinantes de nuestro tiempo: la física cuántica.

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En Barcelona, la cifra alcanzó los 17,500 asistentes. Allí, las conferencias y talleres lograron captar 4,500 inscripciones mientras que 13,000 personas disfrutaron de las instalaciones artísticas del Born y de la Noche de la Ciencia. Por otro lado, en Madrid no se quedaron atrás, al reunir a 2,300 curiosos en torno a charlas y actividades que, sin duda, expandieron el interés colectivo por la ciencia.

Contando con la participación de gigantes del ámbito científico como Juan Ignacio Cirac, José Ignacio Latorre y el flamante Philip Ball, la Bienal no solo atrajo atención por sus actividades, sino también por los reconocimientos otorgados, como el Premio Nat a Ball, entregado en el emblemático Invernadero del parque de la Ciutadella.

Entre los actos más llamativos se destacó la presencia de un avatar de Albert Einstein en Madrid, quien entabló una conversación virtual gracias a la tecnología de vanguardia desarrollada por el grupo Q-Math del ICMAT.

la cuántica, un puente entre ciencia y sociedad

La Bienal de este año no solo buscó atraer la atención de los apasionados por la ciencia, sino que, como lo mencionó Jordi Valls, teniente de alcaldía, persigue la misión de construir un puente entre la ciencia y los ciudadanos comunes. En un contexto donde la tecnología ya no responde únicamente a líderes estatales, sino a grandes corporaciones, las discusiones versaron sobre cómo Europa debe reforzar su capacidad científica para proteger valores democráticos y libertades.

Las instalaciones artísticas centradas en la cuántica se convirtieron en un punto de encuentro cultural donde la ciencia fue el invitado central. Espacios como el Born y las conferencias que agotaron entradas, como las de Latorre y Cirac, evidencian el interés creciente por estas temáticas. Además, eventos cruzados, como la mesa redonda sobre el papel de las mujeres en la ciencia, sin duda enriquecieron el diálogo comunitario.

Por supuesto, no se dejó de lado a los jóvenes; la Bienal se propuso como un empuje para encaminarlos hacia futuros científicos, algo que se verá reflejado también en las actividades próximas en Guadalajara.

miras puestas en México

La sorpresa no termina aquí. En una semana, la Bienal hará su desembarco en Guadalajara, México, en un movimiento estratégico alineado con la Feria Internacional del Libro (FIL). Bajo el lema FIL Ciencia, Barcelona participará en calidad de ciudad invitada de honor, desplegando un arsenal de actividades científicas y culturales.

Es loable cómo esta edición 2025 ha capitalizado su notoriedad no solo en su continente natal, sino que ahora busca expandirse al otro lado del Atlántico. La FIL es un referente mundial y servirá como plataforma para seguir incentivando el diálogo y reflexión sobre la ciencia aplicada a los grandes retos contemporáneos.

un evento del plan estratégico de barcelona

La Bienal Ciudad y Ciencia es un engranaje crucial del Plan estratégico de Ciencia e Innovación 2024-27 de Barcelona. Apuntando a una “transferencia de conocimiento” como base del progreso económico y social, la ciudad destaca por sus centros de investigación pioneros como el Barcelona Supercomputing Center, el Sincrotrón ALBA y el Instituto de Ciencias Fotónicas.

No cabe duda de que la Bienal representa el compromiso de las ciudades por mejorar la comprensión pública de la ciencia y reforzar su rol en la sociedad contemporánea. El evento ha florecido como una conexión original entre la innovación y la cultura, proporcionando reflexiones esenciales para un futuro global más conectado y científicamente educado.